En comparación a un discurso de tipo argumentativo, expositivo o lógico, el cuento es un medio que es mucho más fácil de comprender para el niño. A quién no le ha ocurrido el sentirse en aprietos por querer explicar determinada situación o explorar los sentimientos y pensamientos de su hijo pequeño en cuanto a un episodio o contexto, y termina por sentirse más agobiado en el intento, con la sensación de que el niño no le ha comprendido porque su respuesta resulta breve o nula. Esto suele ocurrir principalmente con los preescolares.
Desde tiempos ancestrales de manera ilustrativa (pinturas rupestres), el ser humano buscaba contar o comunicar la manera de percibir su entorno. En esta percepción propia y particular ya como individuo pensante; lograba explicar a sí mismo y a los otros las experiencias vividas. El cuento no abandona esta premisa ilustrativa como medio de comunicación.
Si pensamos en lo primero que llama la atención de un niño al ver un libro es si tiene o no imágenes; dicho en su lenguaje: dibujos. Seguramente en algún momento habrán visto a sus hijos preescolares tomar un libro, hojearlo y hacer como si leyera; ¡pues les diré!, efectivamente está leyendo. Está haciendo una interpretación de una imagen a partir de sus propias experiencias, logrando comunicar a través de dicho estimulo su mundo interno. Por lo tanto, la lectura de imágenes es un proceso previo al desarrollo de la lecto-escritura. Es importante considerar que toda destreza inicia a desarrollarse de menor a mayor complejidad, sobre todo cuando se trata de habilidades de procesamiento visoespacial. Habilidad clave en el proceso de aprendizaje no sólo de la lecto-escritura, sino también en las Matemáticas. Por ende, es una herramienta útil para estimular el proceso de lecto-escritura.
Entonces, ¿Desde que edad puedo utilizar un cuento con mi hijo? Pues desde el primer mes de vida, puesto que ya puede ser una herramienta para el establecimiento y calidad del vínculo afectivo el cual depende en gran medida de la comunicación de la madre con el bebé. Y qué decir del impacto que tiene en el desarrollo del lenguaje, que en todas sus modalidades, es un parteaguas en las 5 esferas del desarrollo integral del niño (Socialización, Lenguaje, Autoayuda, Cognición y Desarrollo Motriz). Por lo tanto, todo el conocimiento se construye a través de el. En fin, ese será otro tema que más adelante les estaré platicando.
Hablamos ya de comunicación en estos primeros arrimos puesto que, si pensamos en una madre, sus acercamientos son para proveer las necesidades demandas por el bebé, que siempre irán acompañadas de expresiones tanto verbales como faciales a las que el niño esta receptivo visual y auditivamente; por ende, el bebé ya entiende si hay o no una reciprocidad a sus expresiones y/o demandas, haciendo una interpretación que generará una huella emocional. Y es ahí, justo con los padres, donde inician sus primeras experiencias base para el desarrollo socio-emocional.
Desde que somos seres con lenguaje contamos historias. Las historias se han convertido en un medio para transmitir no sólo conocimiento de un hecho sino para afirmar costumbres de convivencia e ideas reconstruidas a partir de la propia percepción. Lo que el niño hace cuando se le pregunta cómo ha ido su día en la escuela, es contar una historia puesto que su narrativa está compuesta de personajes y argumentos con un inicio, desarrollo y final. Y en términos de contenido, su narración cuenta con episodios y situaciones que dejan ver directamente su manera de percibir y experimentar la vida. Por ende, el cuento facilita la comprensión y asimilación de situaciones sociales de sus diferentes contextos. En definitiva, el cuento es una herramienta que permite al padre generar un aprendizaje socio-emocional a través de lo que el Psicólogo Lev Vogostky denominó como participación guiada. Concepto que describió como el proceso por el cual los individuos aprenden de otros que guían sus experiencias y exploraciones. En este caso, los padres se convierten en los expertos en acompañar a sus hijos en el desarrollo de habilidades sociales, tal como lo es la expresión y manejo de las emociones, a través de una actividad verbal por la cual proveen no solo instrucción, sino que invita al niño a la participación directa y compartida.
Asimismo, como parte de su Teoría de la construcción social del pensamiento, dijo: “en el desarrollo
cultural del niño, toda función aparece dos veces: primero, a nivel social, y más tarde, a nivel individual; primero entre personas (interpsicológica), y después, en el interior del propio niño (intrapsicológica)” (Vygotsky, 1932: 94). Al hablar de “toda función” está haciendo referencia a lo que él denomina “procesos psicológicos superiores”. Estas funciones psicológicas superiores, señala el autor, tienen su origen en la cultura y no en las personas, como comúnmente se cree. Por lo tanto, el cuento es una herramienta en la dimensión emocional de la historia, ya que es uno de los factores que obliga al lector u oyente a usar sus propias experiencias para comprender la situación y emoción de los protagonistas del cuento.
Los niños preescolares ya reconocen las situaciones que corresponden a emociones básicas; estas son felicidad, tristeza, ira, miedo y asco. Como anteriormente mencione, las primeras experiencias a nivel emocional se establecen con la madre, por lo tanto, dentro de esta interacción la madre puede observar dichas emociones. Más tarde, cuando hablamos de niños, sobre todo preescolares que en ocasiones se les dificulta expresar sus emociones y a los padres les resulta difícil explorar, se convierte en una herramienta infalible puesto que el contenido facilita al niño a través de la narrativa y las imágenes recordar e incluso reconstruir de una manera menos amenazante experiencias de la vida, inclusive aquellas de tipo cotidiano que parecieran insignificantes pero que el niño se encuentra en proceso de asimilación en cuanto a reglas sociales, patrones de conducta, valores, etc.
El cuento es una actividad presente en todas las culturas y en todos los contextos. Como mencione al inicio, presente en la historia de la humanidad. Es un recurso que ha posibilitado tanto a quien escucha como al que lo cuenta a entrar a mundo real o de fantasía, donde todo es posible. Y justo eso es lo que se busca que el niño amplié a través de la fantasía, la imaginación y la empatía. Plantearle por medio del cuento escenarios que le faciliten crear un abanico de soluciones a distintas situaciones y que pongan de manifiesto sus habilidades para comprender, organizar y dar soluciones creativas a circunstancias propias de la condición humana, que finalmente se convertirá en habilidades para la vida.
Usualmente, en mis dos áreas laborales, es decir, tanto en la Escolar y en la Consulta Privada los padres se acercan buscando sugerencias de libros para reforzar ya sea aspectos escolares y/o propios del proceso psicopedagógico que sus hijos estén llevando. Otros tantos, simplemente por el interés de que sus hijos desarrollen el habito de la lectura. La principal preocupación de los padres es el escoger un libro acorde a la edad de su hijo. Una editorial que me gusta mucho y utilizo varias de sus publicaciones como herramienta en mi área laboral, que por lo tanto me atrevo a recomendar es Ediciones Castillo ya que ofrece una amplia gama de cuentos con excelentes ilustraciones, temáticas y actividades que propician la expresión del niño después de la lectura. En esta ocasión, me gustaría enfocarme en su proyecto de Comprensión Lectora con la Serie LEEME.
Según Ediciones Castillo, los beneficios son:
- Usa una metodología para el desarrollo de habilidades específicas de la competencia lectora que se logra mediante tres momentos del proceso lector: antes (anticipación), durante (interpretación) y después de la lectura (recreación).
- Abre un espacio de posibilidades que permite entender e interpretar una gran variedad de textos, incluso de otras asignaturas, lo que redundará en un aprendizaje interdisciplinario y mejores resultados en la escuela.
- Fomenta la lectura entre padres e hijos.
- Apoya la formación de hábitos lectores y favorece la imaginación y la creatividad.
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Psic. Infantil Juliana Mancillas
Licenciada en Psicología Infantil por Cetys Universidad, Tijuana. Especialidad en Trastornos del Neurodesarrollo. Ocho años de experiencia en Consulta Privada a Padres y Maestros. Actualmente, coordinadora de Dpto. Psicopedagógico en una Institución Educativa Privada.