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Hablemos de la importancia del ambiente familiar en el desarrollo emocional del niño.

Últimamente se habla más de las emociones y su relevancia en el desarrollo integral del niño. Poco a poco se ha ido posicionando la idea de que las emociones no son menos importantes que los pensamientos.  Los maestros e incluso algunos padres pueden constatar que sí algo ocurre en el plano emocional, hay un detenimiento o incluso en algunos casos, un retroceso en su desempeño general. Por ejemplo, la interacción tanto con iguales como con figuras de autoridad cambia, la motivación y la atención voluntaria hacia lo académico mengua; entonces, iniciamos a cuestionarnos e indagar que pudo haber generado lo que muy diferente observamos en la conducta del niño.

 ¿Y, en dónde indagamos en busca de respuestas que expliquen dicha contrariedad?

Lo primero son los contextos del niño: familia y escuela. En esta ocasión, nos enfocaremos en el rol elemental que el entorno familiar tiene en el desarrollo emocional del niño. En el por qué las experiencias del niño en su primer núcleo social impregnaran como bien dice Lev Vigotsky “la historia de sus reacciones”, puesto que precisamente, el organizador interno de nuestras reacciones, son las emociones.  Esa historia inicia a tejerse como parte del proceso de interacción entre el organismo del niño y el ambiente. Es por esto que se hace tanto énfasis en que la naturaleza psicológica de las emociones, la cual podemos observar en la conducta de un individuo, parte de sus primeras experiencias en el contexto familiar.

Vigotsky plantea que existen tres formas de correlación entre el organismo del niño y el ambiente que, en los eventos, se alternan entre sí. 

El primer caso se presenta cuando el organismo siente su predominio sobre el ambiente, cuando las tareas y los sucesos que éste plantea al niño son resueltas por el organismo (por organismo nos referimos a los aspectos biológicos con los que el niño nace dotado: cognitivo, físico, motriz, etc.). Por lo tanto, observamos a través de su comportamiento como transita sin trabas y se adapta de manera óptima sin desgaste. Lo que quiere decir que las capacidades predominan sobre el ambiente. 

Otro caso,  es cuando las condiciones o demandas del ambiente superan al organismo, por lo tanto, el niño vive una tensión desmedida puesto que frente al ambiente hay la sensación de poca capacidad para responder y/o defenderse de éste. En tal caso, observaremos al niño responder conductualmente desorganizado (irritabilidad, aislamiento, angustia, apatía, indiferencia, dificultades para dormir, deja de comer o inicia a comer mucho, etc.), por lo tanto, transcurrirá con el máximo gasto de energía  y el efecto de adaptación y desarrollo será mínimo.  

En este caso, es cuando usualmente los padres recurren en busca de orientación y apoyo con un especialista en el área de la salud mental del niño No obstante, no es suficiente con el acompañamiento psicoterapéutico al niño. Entonces, ¿Qué debe ocurrir entre el organismo del niño y el ambiente para que haya una buena educación emocional que promueva el desarrollo? Equilibrio. 

Cuando no hay preponderancia hacia un lado ni el otro, es decir, las situaciones del ambiente no son superiores a los recursos intrínsecos del niño y viceversa; se logrará una evolución integral en una relativa neutralidad emocional en la conducta. 

Por consiguiente, debe entenderse que siempre la emoción aparecerá como una reacción de la conducta en los momentos críticos. Cabe mencionar que, en toda sensación existe un tono emocional, incluso en las vivencias más simples. 

Y parte de lograr el equilibrio, es por supuesto brindar el apoyo al niño o adolescente por parte de un especialista, quien también se enfocara en acompañar y orientar a los padres en lograr establecer un equilibrio en el ambiente familiar.

Vimos que toda emoción surge como respuesta del organismo, en este caso, del niño a cualquier estímulo del ambiente y que por ende, debe haber un equilibrio entre ambiente y organismo para que haya desarrollo.

En este sentido, es de suma importancia que quede por entendido que tanto la sobreprotección como la desconsideración al niño termina por repercutir en un freno del desarrollo emocional que se reflejará en sus reacciones como respuesta a los estímulos del ambiente hasta su vida adulta, donde se espera que haya acciones como parte de una respuesta premeditada. 

Se esperaría que con una buena educación emocional, la persona pueda identificar la emoción, no ignorarla, atenderla con una expresión corporal y verbal adaptada a la realidad del momento, no sumergiéndose en ella por un tiempo indeterminado que terminaría por interferir con su vida diaria y su valía.

 Por lo tanto, el contexto familiar, principalmente en lo referente a la crianza, los padres son la principal influencia educativa encargada de hacer los ajustes y cambios en el ambiente con los que la reacción emocional del niño este vinculada y ésta evolucione. 

Es importante mencionar,  que el niño no sólo reaccionara ante las contrariedades personales, sino también a las amenazas (enfermedades, violencia intrafamiliar, cambios bruscos en el ambiente, etc.)  que perciba asiduamente a sus allegados, es decir, a sus padres, abuelos o hermanos. 

Por consiguiente, el sentimiento individual puede pasar a ser una cuestión de amplios y profundos sentimientos a su núcleo social. Nadie avanza y aprende bajo amenaza. Debido a esto, se deben seleccionar los estímulos, hacer los ajustes o brindar el apoyo y contención necesaria a la medida de lo que se observa en la conducta del niño en determinadas circunstancias.

¨ Nadie avanza y aprende bajo amenaza. Debido a esto, se deben seleccionar los estímulos, hacer los ajustes o brindar el apoyo y contención necesaria a la medida de lo que se observa en la conducta del niño en determinadas circunstancias.¨

Educación Emocional: 5 premisas  sobre el equilibrio entre el ambiente y las necesidades del niño.

1. Cuando hablamos de educación, hablamos de cambio. Francisco Díaz, dice que como parte de una educación en valores es hacer personas emocionalmente conscientes de su finitud y lo que ello significa para valorar de cierto su propia existencia y la de los demás. 

Por tanto, la atención psicológica apoya al desarrollo de la conciencia emocional de todo individuo independientemente de la edad. La conciencia emocional de los padres determina en gran medida el tipo de crianza y la calidad de ésta. Por consiguiente, recibir atención psicológica como individuo es importante y beneficioso para modelar y establecer como parte del ambiente interacciones sanas con el niño y el resto de los miembros de la familia que le brinden la seguridad que requiere para crecer en todas sus áreas.

2. En la emoción hay un aspecto instintivo (biológico), por lo tanto, debemos comprender que lo que en ocasiones observamos en la conducta del niño es algo no intencionado, sino que le ocurre. Por dicha razón, cuando hablamos de educación emocional, se trata de un entrenamiento a través de las interacciones verbales y no verbales principalmente con los padres. 

El instinto se educa, no reprimiéndolo (“No te enojes.” “No pegues.” “No llores.”), sino dirigiendo con formas de palabra que lleve al niño a perfeccionar la identificación y expresión de la emoción: “Por tú tono de voz me doy cuenta que estas muy enojado.  ¿Cómo puedo ayudarte a que te sientas mejor?” “Cuéntame más acerca de lo que te esta haciendo sentir enojado, triste, etc.” “Entiendo que estés enojado, yo en tu lugar me sentiría igual.”

 ¡Ojo! No debemos anticiparnos a dar soluciones, consejos, mitigar inmediatamente para que ya no se sienta así, observaciones al niño respecto a lo que esta manifestando; validemos su emoción permitiéndole que experimente la emoción y sólo permitiéndole que exprese sintiéndose escuchado a partir de las expresiones antes mencionadas. Como bien dice Eve Ensler: “La palabra nos mueve y nos libera.”

En una segunda fase, cuando ya este más tranquilo, es valido darle información real respecto a lo que expresó tanto verbal como en lo corporal. Por ejemplo, en el caso del enojo: “Entiendo que estuvieras tan enojado, pero agredir físicamente a otros tiene consecuencias tales como… ”, “Hay personas que van a la cárcel por agredir físicamente a otras personas, por ello, debemos aprender a defendernos primero por la palabra.”

3. Antes de la emoción, hay una respuesta corporal. Por esta razón es que es tan importante el contacto físico con el niño principalmente en las emociones como el miedo y la tristeza. Nuestro cuerpo es el contenedor de nuestras emociones y tiene memoria. 

Cuando no sepamos que decir, igualmente el niño puede sentirse acompañado con nuestro contacto físico: un abrazo, tomar sus manos, ponerse a su lado o frente a él a su altura y mirarle a los ojos es una poderosa manera de brindar contención. Por medio de esto, registrará que vivir dichas emociones puede ser no tan catastrófico, por lo tanto, se permitirá vivirlas sin temor a derrumbarse porque su cuerpo habrá registrado que existe medicina para ese dolor. Cuando le decimos: “No llores, no pasa nada.” “No seas miedoso.” Y lo lanzamos ante el miedo. 

Con esto, el cuerpo del niño continuara experimentando dichas emociones pero lo que observaremos, en lugar de la evolución en la expresión, será una respuesta conductual que interferirá significativamente con su adaptación al medio. Cuando en lugar de educar para que el niño aprenda a dar salida a sus emociones gradualmente, aprenderá a ignorarlas y después de mucho tiempo de estarlas ignorando por verse obligado por el ambiente, resultara en conductas como: cutting (cortarse la piel), onicofagia (morderse las unas), bajo rendimiento escolar, problemas de sueño, enuresis, ecopresis, tricotilomania (impulso de arrancarse el cabello), agresividad tanto con iguales como con figuras de autoridad, etc.

4. Negar la emoción del niño privándolo de la expresión o no brindar acompañamiento a través del contacto físico y/o la palabra es la  principal causa de crisis de ansiedad en los niños y adolescentes. La vida es y va a ser difícil en muchas ocasiones; no podemos protegerlos de la adversidad. 

Sin embargo, como padres en nuestro hablar y actuar con el niño ante sus emociones intensas esta la base para su sano desarrollo. La madre Teresa de Calcuta dijo: “Las palabras amables pueden ser cortas y fáciles de decir, pero sus ecos realmente no tienen fin.”

“Las palabras amables pueden ser cortas y fáciles de decir, pero sus ecos realmente no tienen fin.” 

Madre Teresa de Calcuta 

5. Siempre hay que decir sí al tiempo extra para jugar. El juego es una tarea vital en el sano desarrollo del niño. Vigotsky en teoría plantea que el mejor mecanismo educativo del instinto en relación a la conducta emocional es el juego. En el juego el niño suspende la realidad temporalmente para asumir distintos personajes, situaciones que le permiten revelar sus deseos, miedos o defensas de manera libre. 

Aunque suspenda la realidad, su juego posee aspectos de la realidad que siempre despiertan en él sentimientos intensos y vividos. Por lo tanto, le permite hacer un proceso de ensayo, asimilación y acomodación de las situaciones del ambiente. Tanto de las que siente control como de las que percibe que sobrepasan sus defensas. 

Claparede define el juego infantil como “el trabajo, el bien, el deber, el ideal de a La única atmósfera en la cual su ser psicológico puede respirar y en consecuencia, puede actuar.” 

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Licenciada en Psicología Infantil por Cetys Universidad, Tijuana. Especialidad en Trastornos del Neurodesarrollo. Ocho años de experiencia en Consulta Privada a Padres y Maestros. Actualmente, coordinadora de Dpto. Psicopedagógico en una Institución Educativa Privada.

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