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Guía Práctica para la Crianza de Niños con TDAH.

Educar no es fácil. Es una tarea extenuante y sin duda, el mayor acto de amor hacia un individuo y la humanidad. Cuando se trata de atender a la necesidades manifiestas  por un hijo con Trastorno por Déficit Atención e Hiperactividad la crianza requiere un esfuerzo doble, por ende, la preocupación como padre se incrementa.  A través de este escrito se busca convertir la preocupación en motivación para el manejo positivo y constructivo de los niños que por su condición de TDAH se incrementan las dificultades en la adaptación en las actividades del día a día. 

En esta ocasión no recurriremos a la definición técnica puesto que ustedes seguramente estarán familiarizados con el niño que a diferencia de sus hermanos, se le dificulta seguir indicaciones,  por lo tanto, hay que repetir las instrucciones una y otra vez y aún así pareciera no escuchar o comprender.  Tiene olvidos recurrentes, está metido en todo y en nada por eso constantemente pierde sus pertenencias. Se le dificulta escuchar y esperar turno. Interrumpe, presenta torpeza,  hace escándalo, habla de todo y poco concreta, y va de prisa a todos lados. Por lo anterior, pareciera que es una misión imposible que el niño desarrolle habilidades de autonomía.

1. Prestar Atención al niño observándole y escuchándole.

Independientemente de las características típicas de la condición que presenta, es un niño que cuenta con fortalezas y habilidades que lo hacen único. Es importante identificarlas para implementar estrategias y apoyarle. 

Por ejemplo, si es un niño servicial seria muy bueno involucrarlo en tareas del hogar en horarios específicos como la hora de la comida; en poner la mesa, acomodar lo que se utilizó, etc. De esta manera, se fortalece su autoestima y su sentido de pertenencia, puesto que se siente útil y miembro importante dentro de la familia. En cambio, si nos enfocamos en que se quede quieto puede resultar muy frustrante para ambas partes.

2. Aumentar su Autoestima y Confianza.

Enfocarse en lo que sabe y hace bien. Es más fácil que nuestra atención se vea atraída por las conductas desorganizadas como cuando no sigue instrucciones, tiene olvidos, va para todos lados, etc. Usamos la mayor parte del tiempo en querer “corregir” a través de palabrerío innecesario, en lugar de señalar felicitando y agradeciendo las conductas acertadas (“Gracias por esperar sentado”, “Te felicito, lograste esperar tu turno”) o redirigir la conducta del niño. 

Algo útil para recordar como padre es intentar sustituir el verbo “SER” por el verbo “ESTAR”. Es decir, en lugar de decirle “Eres un desordenado”, podemos decirle “Tu cuarto está desordenado”. Podemos agregar que se espera de él y hacerle saber que se confía en que puede hacerlo: “Ordénalo, me gusta saber que puedes hacerlo”.

3. Utilizar los Intereses del Niño para Motivarlo. 

Es importante hacerle saber que su trabajo tendrá una recompesa inmediata. En ocasiones, prometemos recompensas que no son efectivas puesto que requieren que el niño aplace la gratificación, por lo tanto, tendrá que esperar y tener una buena concepción del tiempo y justo es lo que más se les dificulta a los niños con TDAH: aplazar algo que le gusta, por una tarea que no es de su agrado y/o esperar. Podemos ayudarle a que tenga mejor disposición hacia el trabajo diciéndole: “Cuando termines de recoger tus juguetes, podrás usar el videojuego”.

4. La crianza debe estar basada en acuerdos entre ambos padres previo a ser comunicados al niño. 

Es parte elemental para el apoyo al desarrollo del niño con TDAH que los padres tengan una buena comunicación y que actúen en concordancia con el niño. El niño debe comportarse igual, aunque uno de los dos este ausente.

5. Mantener Rutinas Acordes al Estilo de Vida como Familia. 

Mucho se habla de la importancia de establecer rutinas puesto que contribuyen al sano funcionamiento de la familia y sus miembros, en especial al desarrollo del niño. Sin embargo, en ocasiones no funciona puesto que no se realiza un análisis puntual de las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas que se presentan como familia. 

Si nos planteamos propósitos demasiado difíciles, se corre el riesgo de fracasar y como consecuencia vivir el sentimiento de frustración y desánimo. Debemos pensar en cómo aprovechar las fortalezas, las oportunidades (Por ejemplo, cuando se cuenta con el apoyo de los abuelos en el cuidado, es una oportunidad), mejorar las debilidades (qué tiene hacer cada miembro para mejorar), qué hacer, cómo y cuándo y quien debe hacerlo para eliminar las amenazas (por ejemplo, un horario de trabajo de alguno de los padres). 

Con este análisis, se podrá establecer un horario de actividades y los miembros involucrados con una mejor predicción a mantenerse a largo plazo, por lo tanto, el niño se verá beneficiado con un ambiente seguro y predecible

6. Sí a las Actividades Extracurriculares. 

Siempre y cuando sean de su agrado. Estas ayudan a fortalecer su autoestima y redirigir su energía a una actividad semiestructurada. Asimismo, es una manera de aliviar el estrés y la ansiedad, que es común en niños con dicha condición.

7. Utilizar como “Castigo” la Ausencia de Premio.

Para esto el niño deberá tener claro cuales son sus obligaciones, consecuencias y premios (privilegios). En lugar de castigos físicos y muy prolongados, el retiro del premio debe ser efectuado en el momento que fue la falta. Por ejemplo, no recogió su cuarto, no hay televisión.

8. Situar al Niño Cerca de Usted.

Para mantener una mejor supervisión y reforzar verbalmente la conducta de manera puntual y constante. Por ejemplo: “Veo que lo estas haciendo muy bien, ya pronto terminarás.”

9. Asignar Tareas Domésticas. 

Es una buena manera de estimular sus áreas de oportunidad y fortalecer su autoestima. Las tareas domésticas les permiten desplazarse (por eso de la energía sin fin), llevarlo a mantener su atención por cierto tiempo dando pie al inicio y termino de una actividad. Permite hacerle saber sus malas actuaciones y explicarle que es importante evitar las prisas y pensar antes de actuar.

10. Evitar Estímulos de Alta Intensidad.

Los estímulos de alta intensidad son aquellos como la televisión, los celulares, tabletas, lugares con ruidos altos, luces, etc. Es importante, evitarlos con 2 horas antes de que sea la hora de dormir del niño o cuando buscamos mejorar su atención en una tarea. Por ejemplo, a la hora de realizar tareas escolares debe ser un lugar silencio, iluminado y con pocos objetos alrededor.

11. Una Instrucción a la Vez. 

Las instrucciones deben ser cortas, con un tono de voz firme y estableciendo contacto visual o corporal (Por ejemplo, tocar el hombro) con el niño. No habrá buenos resultados si le pedimos 3 cosas a la vez y llamándole desde la cocina, cuando está frente al televisor.

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Licenciada en Psicología Infantil por Cetys Universidad, Tijuana. Especialidad en Trastornos del Neurodesarrollo. Ocho años de experiencia en Consulta Privada a Padres y Maestros. Actualmente, coordinadora de Dpto. Psicopedagógico en una Institución Educativa Privada.

1 comentario en “Guía Práctica para la Crianza de Niños con TDAH.”

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