Algunos de los mitos más comunes que rodean a los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es que son personas con poca probabilidad de adquirir aprendizajes significativos, destrezas y que es nula la posibilidad de que posean aptitudes innatas en las que puedan sobresalir.
Pareciera que la nubosidad generada por la “mala conducta” y en la mayoría de los casos, el bajo rendimiento escolar, no permite tanto al entorno familiar como escolar apreciar al niño en su totalidad.
Tal fue el caso de Michael Jordan, famoso jugador de baloncesto de la NBA, diagnosticado en su infancia con TDAH, quien refirió que le era muy difícil permanecer quieto y contó: “Los doctores y los profesores le dijeron a mi madre que yo no podía hacer nada. Simplemente no podía concentrarme. ¡Se equivocaron!”. O el caso de Michael Phelps, nadador medallista olímpico, que desde kínder, tuvo problemas de inatención. Una maestra le comentó a su madre, que también era maestra: “Su hijo nunca podrá concentrarse en nada”.
A la relación entre el TDAH y las Aptitudes Sobresalientes se le denomina como una Doble Excepcionalidad. La conducta patológica observable del TDAH esta caracterizada por cuatro funciones cerebrales: saber cuando actuar, cuando no actuar (impulsividad), cuando mantener la conducta en flujo y cuando no mantener una conducta en flujo.
Quien presenta TDAH con Aptitudes Sobresalientes, presenta problemas en estas funciones de manera amplificada en ciertas áreas por su mayor base de conocimiento y el ritmo rápido en el que los estímulos le afectan debido a su condición intelectual. Sin embargo, hay cierta incapacidad para medir y organizar los estímulos a fin de cumplir en tiempo y forma con una tarea.
En consecuencia, hay un desajuste en este tipo de funciones ejecutivas del cerebro. Donde principalmente se observa en los niños, la dificultad de saber cuando actuar en largos episodios de procastinacion y apatía hacia actividades que no hay una motivación interna, por lo tanto, no son gratificantes.
Asimismo, en saber cuando no parar se ve manifestado en poca persistencia cuando las actividades tienen que ser terminadas y ser muy propenso a perder el enfoque y abandonar la actividad. Esto es lo que resulta muy confuso tanto para los padres como para los maestro y se les escucha decir: “En los videojuegos se concentra muy bien, le habló y no responde de lo concentrado”, “Pone atención en lo que le interesa”, “Es muy inteligente, pero en la escuela no le va bien”.
Por lo tanto, en el caso de niños con TDAH y Aptitudes Sobresalientes o también conocido como Altas Capacidades, no se caracteriza por una incapacidad para prestar atención, sino más bien por la incapacidad para regular apropiadamente la aplicación de la atención a las tareas que no les son agradables debido a que no son de interés y por ende, le requieren mayor esfuerzo y les tomará mayor tiempo su ejecución.
Estas tareas son, por desgracia, actividades que normalmente se requiere en la escuela. En consecuencia, suelen mostrarse particularmente predispuestos a estar en estado de “flujo” o “hiperconcentrarse” en las tareas que verdaderamente les interesan (Baile, videojuegos, deportes, programas de TV), mientras que un chico con TDAH sin alta capacidad intelectual, frecuenta presentar dificultad en todas las actividades, aunque sean de su interés.
El modelo de los tres anillos de Joseph Renzulli pretende aprehender las principales características que definen el potencial que tiene el ser humano con Aptitudes Sobresalientes. El nombre deriva del marco conceptual de la teoría, compuesto de tres grandes rasgos:
- La capacidad intelectual
- El compromiso o implicación en la tarea y la creatividad,
- Su directa implicación en las distintas áreas de desempeño.
Este rasgo incluye tanto aptitudes generales (p.ej., razonamiento verbal, espacial o gestión de la memoria), como áreas específicas de desempeño humano (p.ej., composición musical, química, diseño…).
Este rasgo o anillo es el más estable en el tiempo de los tres. Esto significa que el rendimiento de un niño dentro de los parámetros de este rasgo es relativamente invariable, siendo este el anillo más asociado a los rasgos cognitivos más tradicionalmente evaluados.
Cabe mencionar, que es recomendable que dicha área sea evaluada a través de un instrumento estandarizado, es decir, una prueba que ha sido normalizada / probada en una población con distribución normal para la característica a estudiar, que en este caso seria el estudio del coeficiente intelectual de un niño.
La más confiable y utilizada es la Escala Wechsler de Inteligencia para Niños (WISC) o (WPPSI), según sea la edad. Es una escala utilizada en el ámbito clínico y psicopedagógico.
Compromiso, perseverancia o implicación en la tarea:
Es un conjunto de rasgos no intelectuales que se dan muy a menudo en individuos creativamente productivos. Se trata de rasgos tales como la perseverancia, la determinación o la fuerza de voluntad. Se podría entender también como una forma más refinada o selectiva de motivación para una determinada tarea o problema.
Creatividad:
Conjunto de características que incluyen la curiosidad, la originalidad o ingeniosidad y la voluntad de cuestionar las tradiciones o convenciones sociales.
Es importante, que cuando se tiene la sospecha o se ha confirmado que el niño cruza con las características del TDAH, siempre se solicite como parte de la evaluación psicopedagógica, que se valore el coeficiente intelectual a través de una Escala Wechsler de Inteligencia para Niños. Y se ponga especial atención, aunado a las habilidades (aptitudes innatas) e intereses del niño que se pueden medir a través del modelo de los tres anillos de Joseph Renzulli.
Psic. Infantil Juliana Mancillas
Licenciada en Psicología Infantil por Cetys Universidad, Tijuana. Especialidad en Trastornos del Neurodesarrollo. Ocho años de experiencia en Consulta Privada a Padres y Maestros. Actualmente, coordinadora de Dpto. Psicopedagógico en una Institución Educativa Privada.